JotaeMeGE

¿Ciberelecciones para cuando?

 

Si no estoy equivocado, que seguramente sí, hará ya veinte años que se habla de elecciones on line, o séase (con perdón de la RAE), elecciones por medio de las redes, principalmente Internet. Y aquí seguimos, con los colegios electorales, con las papeletas, con las urnas, con… ¡en fin, con toda la parafernalia electoral! Para mí lo que está retrasando esa forma de voto es la desconfianza, desconfianza que en cierto modo es ignorancia. ¿Cómo sé yo que si mi voto se ha contabilizado? Bueno, este no es el mayor de los problemas. De la misma forma que ahora existen tres controladores de nuestro voto: los dos vocales que apuntan por DNI y por nombre más el presidente que controla la introducción de un solo sobre y certifica el derecho del votante, podrían existir tres distintos lugares en la red que hicieran lo mismo con más precisión si cabe y adjuntarlo a un certificado de vuelta al ordenador o móvil pertinente. ¡Quién sabe! Técnicos habrá que sepan como asegurar con efectividad los trámites.

Recuerdo que no hace muchos años –supongo que ya lo habrán corregido– el concurso en que se elegía el pueblo más bonito de España contaba con un voto por Internet. Para controlar que nadie votaba dos veces se llevaba en cuenta el número de IP (Protocolo de Internet) que es un número único para cada conexión. Cuando las conexiones a Internet eran fijas, cada ordenador conectado contaba con una IP única y se podía controlar. Pero las compañíastelefónicas para ahorrar recursos en las transmisiones se inventaron las IP dinámicas, es decir, que si no estaba en uso, te cambiaban el número. Esto sucedía también cada vez que apagabas y encendías el router. Pues bien, bastaba con realizar este corte en la comunicación para obtener un número distinto y poder votar otra vez. Es un ejemplo fácilmente subsanable de cómo un fallo de concepto da al traste con una votación. Hoy resulta muy difícil falsear datos si se tiene certificado digital, más aún si se firmara con huella digital o captación del iris del ojo. Me estoy metiendo en camisa de once varas. Siempre existirá la posibilidad de que junto al votante se encuentre una persona que le obligue a votar, aunque en la actualidad, también puede que voten personas obligadas por amenazas. Lo cierto es que muchas instituciones admiten en la actualidad el voto electrónico, incluso firmas que solo se podían llevar a cabo de una forma presencial. Es decir, que tecnológicamente, en mi opinión, se podría llevar a cabo.

Otro problema actual puede coartar la implantación del voto y es la abstención. Algunos partidos políticos han promovido este tipo de voto para cuestiones internas obteniendo una participación muy baja y, por tanto, muy poco significativa. Si esto se extendiera al total de la población, muchos electores no sabrían cómo votar y tendrían que hacerlo presencialmente.

Aún tardará tiempo en implantarse el voto electrónico online. Sin embargo, las ventajas serían muchas y la participación ciudadana podía elevarse a más de una vez y no cada cuatro años. Tal vez hasta hubiera de cambiarse el concepto de participación y, por tanto, de forma democracia. Los referendos podrían practicarse con más frecuencia y para asuntos más livianos aunque no menos importantes. Las mociones de censura o de confianza podrían extenderse a una elección directa de la ciudadaníatoda

Llegado aquí me estoy imaginando una situación a largo plazo en la que no existieran ni Cortes ni Senado que existiera una contabilidad de adhesiones continua, de modo que si bajaba de un cierto porcentaje se obligara a dimitir al gobierno, o solo a ciertos ministros. Eso sí sería el gobierno del pueblo por el pueblo, no se precisaría una actuación delegada como es ahora la de los diputados y senadores. ¡Puff, solo pensarlo me entra vértigo! Pero si las cosas no se tuercen, a ello llegaremos. 

 

JotaeMeGe

28 de mayo de 2024