LA BUENA LETRA
Nacionalidad: Española.
Directora: Celia Rico
Reparto: Loreto Mauleón (Ana), Ana Rujas (Isabel), Enrique Auquer (Antonio), Roger Casamajor (Tomás)…
A la directora parece que le gustan los diálogos pausados, con espacio intermedio entre uno y otro dialogante. También le gustan las tinieblas de la noche, los interiores de una casa oscura y pobre, de imágenes nada definidas.
Se ha ahorrado varias comidas en su film; los actores se encuentran comiendo a la mesa o con el plato en la mano, sin que sepamos exactamente que comen. No es que tenga importancia, pero empobrece la información, de la misma forma que reproduce en los personajes. Hablan, imagina el espectador los sucesos, pero quedan pobres algunas escenas. La estancia en el bar a tomar un café, al cine a ver una película, quedan pobres. Le llevan al espectador a imaginar un desenlace que corta con la aparición de la novia de Antonio. Poco sabemos de Antonio, el cuñado de Ana, si no es por los tangos, o esas cartas que pretenden informar a su madre de las andanzas en el extranjero, que consigue una buena letra imitada.
El espacio queda constreñido a pocos lugares, sin sociedad en el pueblo en que viven.
Todo ello hace de la película una narración lenta, demasiado seria, trágica. Yo diría que necesitaba algo más de ritmo de ambiente menos lúgubre.
La historia que cuenta está tomada de una novela de Rafael Chirbes
Sin embargo, las dos actrices Ana (Loreto Mauleón) e Isabel (Ana Rujas) desempeñan un buen papel. Para mi gusto el personaje de Ana es mucho más rico, el de una mujer fuerte, abnegada, y una actriz que habla solo con su presencia, sin extensos diálogos, una mujer que pretende mantener la unidad familiar en la dura posguerra. Es este personaje y esta actriz, a mi entender, quien salva la película, porque los demás personajes se muestran demasiado pobres en su actuación, demasiado impávidos, con una abuela que está como un trampantojo, sin sacarle algo de salsa.
La historia, sensible, triste, puede resultar muy agradable para cierto público.
Para mi gusto le falta garra, entusiasmo, quizá pasión. Es un plato bien cocinado, que todos alabamos, pero que te quedas sin saber si es carne, pescado o verdura.
Jesús María
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