De trazo breve y emociones eternas

Aliviar es infinitivo

 

Al final del largo pasillo de dolor que conecta mi mente con mi cuerpo hay una puerta que conduce directamente al alivio y de esa puerta solo tiene las llaves Aurora, mi ángel paliativo. Cuando la puerta está entreabierta, la intuyo afanándose a mí alrededor, como si la vida no se fuese a acabar. Y entonces sonrío. Es de lo poco que no me ha robado la enfermedad, las ganas de sonreír, eso y mi sentido del humor. Aurora siempre dice que al final voy a matar al cáncer de risa pero yo le respondo que por las punzadas que recibo a cambio, no le gustan mis chistes. Hoy Aurora ha abierto la puerta de par en par y me ha sacado del pasillo para que el viejo sol reconforte mi ajada piel. Sé que tan solo es una tregua, pero cada tregua es una nueva derrota del verbo sufrir.

José Luis Logar