Rodolfo Solis de Moura (San Miguel, 1965) es el protagonista de esta historia que cualquier niño sueña con vivir. Inició su trayectoria en las categorías de Newell´s Old Boys desde el “baby fútbol”, como nos cuenta. Tiempo después pasaría al club “Renato Cesarini”, dirigido por Jorge Solari (uno de los fundadores, y tío de Santiago y Esteban Solari), el hombre que permitió a Rodolfo tener una de las mejores anécdotas para contar en el mundo del fútbol.
Hay que destacar que el equipo de la ciudad de Rosario, Renato Cesarini, es el club amateur más importante de Argentina, fue el sparring precursor, que se inicia en el Mundial de México de 1986, y que volverían como grupo de apoyo a la selección argentina en los mundiales de Italia 90, EE. UU 94 y Francia 98.
La historia comenzó en un día de entrenamiento, como muchos otros que había vivido Rodolfo. Al finalizar la sesión de entrenamiento, les comunicaron que iban a ir a México como grupo de apoyo para la selección argentina de Bilardo. A partir de ese momento, cada día de entrenamiento era más importante que el anterior, para que todos estuvieran en las mejores condiciones físicas (este aspecto era muy importante en un país como México) y pudieran entrenar con los ídolos de un país de aproximadamente 31 millones de habitantes en el año 1986. De esos millones de habitantes, solo unos pocos privilegiados iban a tener la oportunidad de estar con los mayores de la albiceleste, y es que ocho jugadores de los veintidós de Renato se quedarían fuera de la gira a México. La ansiada noticia llegaría como empezó, en un entrenamiento, a día de hoy se podría comparar con el día de recogida de notas, el corazón a mil por hora y el miedo rondando por la cabeza de que el profesor dijera que “no pasas”. Ese miedo es el que sintió Rodolfo, ya que daban las listas definitivas, y tenía el presentimiento de que no lo iban a seleccionar (se desempeñaba principalmente como central), pero al final si fue seleccionado, según comenta.
Pero la historia podría haber sido distinta, y es que hay varios hechos que ocurrieron anteriormente que podrían haber cambiado esta experiencia. El primero es el terremoto, de 8, 1º de magnitud, que ocurrió en Ciudad de México en septiembre de 1985. Este acontecimiento tuvo lugar a falta de nueve meses para el comienzo del Mundial. La FIFA se reunió para deliberar sobre la viabilidad de organizar el torneo en dicho país, que finalmente siguieron con el plan establecido. El segundo acontecimiento es el más importante, la selección argentina se concentraba en las instalaciones del club América de México, gracias a la intermediación del portero argentino del América, Gato Zelada. La selección entrenaba con el club América para preparar el Mundial. Pero el conjunto mexicano quería ganar a los argentinos a toda costa, y realizaban entradas agresivas, acciones que a Bilardo no le gustaban. Ese fue el detonante por el que cada año mundialista acude un grupo de apoyo para la selección nacional.
También hay que mencionar a otro protagonista, que es Roberto Sensini, no tenía hueco en el primer equipo del Newell´s Old Boys (equipo donde coincidió en categorías inferiores con Rodolfo), y Jorge Solari, su entrenador en aquel momento, le ofreció la alternativa de ir con el club de Renato Cesarini a la gira en México. Asistió a esa gira en México y cuatro años después jugó la final del Mundial de Italia de 1990, además de hacer carrera en equipos como el Udinese, Parma o Lazio. Fue el único de los sparrings que triunfó.
La llegada del grupo de Renato Cesarini a México fue como si se tratase de la selección mayor, eran escoltados por motos y el autobús del país les iba buscar al hotel para llevarlos a los entrenamientos. Al estar vestidos con los mismos uniformes oficiales que los pupilos de Bilardo, causaban sensación entre los ciudadanos del país. Rodolfo recuerda una anécdota relacionada, en la que estaban en un centro comercial, y uno de sus compañeros estaba firmando autógrafos, a lo que un aficionado le dijo: “te pido autógrafos a ti, pero decirme donde está Maradona”. Sin saber el motivo, nervios o agobio, el compañero expresó: “Maradona anda por ahí arriba”. De repente, toda la gente le dejó solo sin firmar autógrafos, ya que dijo la palabra clave, “Maradona”, según cuenta entre risas Rodolfo.
Pero la estancia no iba a ser tan placentera, Rodolfo expresa que los entrenamientos se realizaban a las 12 del mediodía, hora en que solía jugar Argentina, y eran sesiones muy duras. México se encuentra a más de 2000 metros sobre el nivel del mar, y eso daba lugar a la falta de oxigeno y cuando corrían se cansaban mucho y les faltaba el aire, además del calor sofocante. También relata que el propio Carlos Bilardo les pedía y exigía como plantear el partido contra la selección argentina en los entrenamientos. Otra anécdota que tuvo Rodolfo fue con Daniel Passarella, capitán que levantó la Copa del Mundo en el Mundial de 1978, y que tuvo su protagonismo en el Mundial de 1986, a pesar de no jugar ni un minuto. Cuenta que en un entrenamiento tenía que cubrir al defensor, y al agarrarle, Passarella le espetó: “¡Nene no me marqués, anda para allá!”. También relata que a pesar de la estatura de éste (1,73 cm), saltaba mucho por la potencia de salto que tenía en su tren inferior. Al finalizar las sesiones de entrenamiento se quedaban con las camisetas de los jugadores, donde la más solicitada era siempre la de Maradona, aunque también les daban pantalones o medias.
Con Maradona tiene otro recuerdo inolvidable, del que siempre se menciona que es un tipo muy familiar, y es que el capitán en aquel Mundial de 1986 pagó los gastos de todo el grupo de jóvenes de Renato sin que ellos lo supieran. Además de que su padre era el encargado de hacer los asados en las concentraciones, donde traían carne de Argentina y pasta italiana.
Otra de las anécdotas que guarda tiene como protagonista a Jorge Valdano, exjugador del Real Madrid, que cuenta que el propio Valdano se le acercó y le dijo: “la Pepa te manda recuerdos”. En referencia a la encargada de cuidar a los chicos que se hospedaban en la residencia de Newell´s Old Boys.
Además de los entrenamientos, el club Renato Cesarini jugó partidos amistosos contra los clubes de Necaxa, Puebla y América. Cuando no tenían partidos o entrenamientos, visitaban monumentos como las pirámides de México, iban a Acapulco o al centro de México.
En los partidos que jugaba la selección argentina en el Mundial, los jóvenes de Renato Cesarini entraban gratis y portaron una bandera argentina de unos treinta metros con el nombre del club para que se viera en las televisiones nacionales de Argentina.
Fue una experiencia de la que Rodolfo guarda un gran recuerdo, “viéndolo desde hoy, en ese momento no me daba cuenta, porque piensas que, ya que estás ahí, ya siempre va a ser así. Pero claro, luego no fue así, y mirando hacia atrás te das cuenta de lo importante que fue todo ese momento histórico vivido e inigualable. Agradezco a la vida y a Dios haber estado en ese grupo tan especial y en el momento de la historia exacto. Haber conocido y jugado con Maradona, El Diego, me llena de orgullo y, aunque no pude trascender más en el futbol profesional y ser conocido, esa experiencia fue como haber sido elegido para la selección argentina, entrenar y vivir como ellos en un Mundial, y además como campeones del mundo”.
La historia confirmó lo que ya se presumía cuando jugaba “El Pelusa”. Iba a ser el gran crack de la época y, ¿por qué no? De la historia.
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