the brutalist

THE BRUTALIST

 

Nacionalidad: Estados Unidos

Director: Brady Corbet

Actores y actrices: Adrien Brody (Laszlo Toth), Felicity Jones (Erzsebet Toth), Guy Pearce (Harrison Lee)…

 

Por su título pudiéramos entender que se trata de una película violenta. Nada más ajeno a la realidad. Se trata, o debería tratar, de un arquitecto, de un movimiento arquitectónico en boga a partir de los años cincuenta del siglo pasado, que se conoció como Arquitectura Brutalista y que tuvo lugar en plena reconstrucción de los desastres provocados por la segunda Guerra Mundial. Se trataba de unas construcciones desnudas, con cemento y ladrillo visto, sin decoración, aunque aprovechando las posibilidades del forjado de hormigón.

Otro elemento extraño en la película es la duración, 3 horas y media con un descanso. Duración innecesaria a mi entender, aunque no por ello se hace pesada. El director ha distribuido los acontecimientos de forma que va sorprendiendo con nuevas tramas para despertar el interés del espectador. Encuentro el final, no obstante, precipitado y lleno de contenido conceptual, no muy claramente definido.

El comienzo resulta extraño: se oyen voces y apenas si hay algún destello de luz. Reina la oscuridad en un extraño pasadizo (un barco) que se ilumina a su término con la estatua de la Libertad americana en un contrapicado, luminoso, cegador. Es el primer elemento que nos orienta hacia dónde se dirige la película: la huida de un emigrante –judío, como sabremos pronto–, que llega a un país en que parece no recriminarle su origen, el tópico país de la libertad. El segundo elemento es que se trata de un diseñador o arquitecto del nuevo movimiento que acabamos de describir: el Brutalismo. Da la impresión de que se trata de una película biográfica. Y paradójicamente lo es y no lo es. El susodicho arquitecto Laszlo Toth, no ha existido, es una ficción; pero representa a los pertenecientes a ese movimiento: Paul Rudolph, Ralph Rapson, Marcel Breuer,… por ejemplo y que he buscado en Google.

Hace algunos años en la Casa de las Conchas hubo una exposición sobre las sirenas del Tormes en que se presentaba un esqueleto, objetos y libros que hablaban de ellas. Tan bien presentada que hacía dudar a cualquiera sobre la existencia de las tales sirenas. Como se puede esperar era simplemente una ficción para engañar. En Internet se puede también encontrar un reportaje en que se lanzan hipótesis de las razones por las que Mozart no utilizaba el si bemol en tercera, cosa también falsa, aunque presentada tan bien que te inclina a creerlo. Con esta película, me ha sucedido lo mismo. Me he creído que se trataba de una biografía de un arquitecto real. He tenido que buscarlo en Internet para darme cuenta de que no es así.

 

El arquitecto, tras días de penuria, de rechazo de sus diseños, encuentra un rico mecenas americano que le ofrece una gran obra. Su proyecto es espectacular, pero el mecenas comienza a ponerle palos en las ruedas de su libertad de creación con el dinero como disculpa. Nos encontramos con una libertad prostituida por el dinero, tema que me ha parecido el esencial por el tiempo que dedica a la construcción del diseño y sus dificultades.

Tiene la película otros asuntos colaterales como el antisemitismo, la relación con la esposa, drogas, homosexualidad, etc… si bien de menor relevancia.

Diré que me ha resultado sorprendente, enigmática, agradable de ver, aunque no para el gran público. Adrien Brody, que protagonizó magistralmente El Pianista, repite aquí con una actuación excepcional.

Jesús María