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… PUNTOS DE SUTURA          

 

Nos acercamos a las últimas jornadas del campeonato de liga y ya hay campeón y algún descendido. Cada año por estas fechas… lo de siempre: equipos que no se juegan nada y reducen su nivel competitivo sin tener en cuenta, o sí, que pueden beneficiar o perjudicar a otros que según clasificación se pueden estar “jugando la vida”; otros que sin jugarse nada, por gratificación económica por parte de clubes interesados,  o que puedan resultar afectados,  exhiben mayor exigencia o rendimiento que cuando se lo jugaban; resultados extraños, que si maletines, compra venta, subasta al mejor postor,  especulaciones, movimientos sospechosos… un abanico de posibilidades y circunstancias que pueden adulterar o condicionar  la clasificación final y, en consecuencia, la propia competición.

 

Decisiones y hechos susceptibles de mayor alcance y daños colaterales, tales como su influencia en el acierto o error y en el beneficio o pérdida en lo que refiere a apuestas y apostantes; o en lo referente al comportamiento o expresión violenta de aficiones en futuros enfrentamientos contra aficiones de equipos que “se ensuciaran” en esta práctica, legal si es por ganar, y convirtieran en víctima o perjudicaran al propio sin su participación directa. El futbol no olvida, se las guarda y, por lo general, siempre sirve oportunidad de ajustar cuentas u ofrece revancha.

 

Por tanto, para acabar con ello (si de verdad se quiere)  se hace necesario crear un sistema en el que llegadas dichas jornadas ,y hasta el final,  todos los equipos  se estén jugando algo, incluso ya habiendo resultado campeones, manteniéndose  y/ o consumado  descenso o ascenso desde categoría inferior; sin que merme o afecte a niveles de  exigencia sea cual sea su  potencial  competitivo e independientemente de respectivos  objetivos ; y no me refiero a una compensación económica directa según resultados, pues ésta  ya va implícita, y no es poca, en cuanto a la diferencia que existe entre mantenerse o descender y ascender, entrar en Europa o quedarse a las puertas, por posición  y en  correspondientes  ingresos por diferentes conceptos.

 

Desde las líneas de este humilde medio, una propuesta a modo de solución y de fácil aplicación con coste cero:

Para las últimas tres jornadas, los puntos que consigan los equipos tendrían un valor doble; además de sumar como corresponde en la liga en curso, serían los mismos (máximo nueve y exentos de golaverage) con los que empezara la liga siguiente, tanto si los equipos se mantienen como si descienden o ascienden de categoría; algo similar a una “parrilla de salida” en grandes premios de Fórmula uno o motociclismo. Así en todas las divisiones y ligas regulares, exceptuando partidos extras de play off o ascenso.

 

 Por ejemplo, el Cádiz, en estas tres últimas jornadas gana un partido, empata otro y pierde el último, en total cuatro puntos a sumar en su clasificación; que son suficientes para mantenerse, continuaría en Primera División y, además, arrancaría la temporada 24/25 con cuatro puntos antes de la primera jornada. Que no le llega y desciende, bajaría a segunda división y empezaría la temporada próxima con esos cuatro puntos.

 Que el Valladolid asciende habiendo conseguido seis puntos en sus últimos tres partidos, comenzaría su andadura en primera división también con esos seis puntos sin haber disputado su primer partido.

 

Especular sería arriesgado y todos, absolutamente todos, se estarían jugando algo y en nada alteraría sus objetivos, desde los más ambiciosos a los más modestos…quizás hasta se vieran potenciados. Todos se enfocarían en comenzar (y concluir) el campeonato con el mayor número de puntos posibles que les faciliten ventaja o en su defecto la menor desventaja posible… y siempre dependiendo más de sí mismos que de terceros o de circunstancias ajenas. La suerte, o matiz diferencial, la misma y en nada nueva, se limitaría a los tres enfrentamientos (rivales) finales que te depare el sorteo inicial de siempre y el condicionante de jugar en casa o rendir visita.

 

Mucho más fiable, eficaz y justo que el recurrido argumento de excusa hueca   de estar en juego el pavoneado prestigio del que nada se juega y le puede dar lo mismo ganar que perder. Por la cantidad de equipos que llegan igualados a estas jornadas y por lo mucho que se juegan e intereses que hay, donde un punto puede ser determinante y marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso… este sencillo sistema avivaría la competición, la sanaría y alejaría cualquier tipo de sospecha con hechura de corrupción deportiva. A tu disposición,Tebas.

 

Cristino