En el último artículo a modo de introducción hablaba de Sanidad y Educación como pilares de nuestro bienestar social y adelanté que en los cuatro siguientes, ya paridos, les trataría por separado, hoy tocaba Sanidad y quedaría pendiente una “trilogía” sobre Educación, pero la actualidad manda… y nuestra Selección de fútbol se proclamó el pasado domingo Campeona de Europa por cuarta vez en su historia. De alguna manera no abandono lo programado respecto a los pilares encarnados en salud y educación, pues ese triunfo debería ser sanador en cuanto a que sucedáneo de salud es sentirse bien, alegre, feliz y orgulloso … aunque sea momentáneamente; y, por otra parte, se ha nutrido de un puñado de valores que deberían ser destellantes en educación. Un triunfo difícil de imaginar que no auguraba un grupo de jugadores en su mayoría discretos, alejados de un perfil idolatrado, y un Seleccionador cuestionado que supo entallarlos a su figura inventándose virtud y generando una fuerza entonces invisible , que no les hacia favoritos para nada y menos aún cuando en su recorrido tenían que medirse a selecciones que han sido campeonas del mundo (Italia, Alemania, Francia e Inglaterra) e inicialmente con una Croacia que fuera subcampeona hace seis años. Nosotros también lo fuimos en 2010, y de Europa en 2008 y 2012, además de en 1964; pero con un equipo, a mi juicio, formado por jugadores irrepetibles y en recorridos más sencillos, a pesar (y sin quitar mérito) de que el resto de selecciones también tuvieran mayor potencial: equipazos los nuestros y los contrarios. Más meritoria, si cabe, la victoria presente cimentada en el compañerismo, en el trabajo conjunto, en la solidaridad entre unos y otros plasmada en el apoyo hacia el criticado y en la aportación tanto del protagonista como del relegado al banquillo, visible hasta haciendo participe al compañero que cayera en el camino por terrible lesión (Gavi), sin egos nocivos; ejemplo basado en la unión y en la suma de cada cual en generoso esfuerzo y exigencia, ya fuera negro o blanco o perteneciera a distintos rincones de nuestra geografía, distintos clubes e ideologías personales (que las tendrán) , en la comunión entre veteranos y noveles… y lo más importante: han sido capaces de transmitirlo, hacerlo asequible y que fuera celebrado sin prejuicios a lo largo y ancho del país. Por lograr hasta han logrado sellar la marca selección (reengancharnos a ella) sin dar protagonismo a las respectivas y siempre recurridas R.Madrid o Barcelona en el intento de arrimar o bascular el éxito. En el contexto fútbol seguramente sean jugadores “repetibles”, como ellos miles, pero ya inolvidables con la etiqueta recién adquirida de equipazo en su sentido más amplio…
Pero como pasara con la hazaña de la selección femenina, con el manoseo y deriva del “beso Rubiales”, esto debe escocer a algunos y la política, en complicidad con medios y periodismo afín que les proyecta, tenía que meter sus sucias manos siguiendo mismo itinerario que entonces. En tres días el triunfo deportivo ya está desterrado a la sombra en beneficio del oscuro brillo de su agenda, estrategia e intereses; los titulares los copan el gélido saludo de Carvajal al presidente, que si a éste no le permitieron bajar al vestuario, que si existe más cercanía con la corona que con el gobierno, que si Otegi no se alegra porque no se ve representado, que si pintadas tachando de traidores a Oyarzabal y a Merino, que si ofensa hacia ingleses y pueblo magrebí por cánticos gibraltareños, que si la frivolidad con que se trata el que se le viera el culo a Olmo en una celebración enfrentada a la seriedad y trascendencia con que se haría si fuera el trasero de Jenni Hermoso, que si Irene Montero confundiendo al mismo Olmo con Nico en su alegato oportunista “racializado” para atizar a la extrema derecha… y todo lo que pueda ir surgiendo en sus respectivas defensas y justificaciones , alimentando agitación y división. Nada de esto hubiera ocurrido de haber perdido o haber caído eliminados antes. La lectura es muy simple, vivimos bajo un régimen híbrido; no es dictadura, pero tampoco es democracia y es las dos cosas a la vez; donde interesamos más sometidos en derrota y divididos o jaleando las victorias que ellos nos dicten en vez de celebrando las que nosotros elijamos… y todo ello al mismo tiempo que se pretende intoxicar con premeditación y alevosía a generaciones futuras que no son susceptibles a todo ese manoseo y solo vieron y celebraron una victoria. El futbol puede unir y conseguir que las diferencias convivan sin crispación, con serenidad y sin enfrentamiento y… estos valores suponen una amenaza hacia la política, su argumentario y también hacia sus solapados personales negocios a través de ella y niveles de vida que les permite y origina… les haría tambalearse. Para estar celosos, un simple partido de futbol es suficiente para desatar la alegría y felicidad que no es capaz de generar el conjunto de partidos que conforman un Parlamento.
Consumo estas intenciones y tengo mi opinión, pero me quedo con lo visto y con como 4 andaluces, 4 madrileños, 4 vascos, 2 navarros, 2 canarios, 3 catalanes, 2 valencianos, 1 gallego y 2 hispano franceses junto a 2 africanos de Pamplona y Barcelona (que nos eligieron cuando podían haberse decantado por otros), a las órdenes de un riojano… lucieron el mismo color, enarbolaron la misma idea y se unieron en defensa y lucha por mismo interés y objetivo…inundándonos de alegría, felicidad y orgullo, imposibles en otras lides…
A los jugadores, les pediría que no entraran a trapo ni respondieran al respecto, que lo disfruten como la hazaña merece, se lo deben a sí mismos, y se blinden con las miradas limpias de quienes les admiran y, sobre todo, con las de esos miles de niños repartidos por todo el territorio que les gozaron. Mi respeto, reconocimiento y gratitud. Confirmado: el futbol es lo más importante de las cosas menos importantes que existen.
CRISTINO
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